Sostenibilidad e Inversión de Impacto

Sostenibilidad e Inversión de Impacto

13 de octubre de 2020

Para conservar nuestro planeta debemos buscar nuestro desarrollo como especie manteniendo el equilibrio de nuestro ecosistema.

Durante muchos años, hemos primado el desarrollo económico frente al social y el medioambiental, contribuyendo sistemáticamente a la degradación de nuestro ecosistema. Es ahora el momento de trabajar para integrar en nuestro día a día el objetivo de generar un triple impacto positivo: en el bienestar social de las personas, el medioambiente y la economía.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) ya ha definido un marco de actuación que nos sirve de guía y que han conformado los 17 Objetivos y  169 subobjetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):

1.- Fin de la pobreza
2.- Hambre cero
3.- Salud y bienestar
4.- Educación de calidad
5.- Igualdad de género
6.- Agua limpia y saneamiento
7.- Energía asequible y no contaminante
8.- Trabajo decente y crecimiento económico
9.- Industria, innovación e infraestructura
10.- Reducción de las desigualdades
11.- Ciudades y comunidades sostenibles
12.- Producción y consumo responsables
13.- Acción por el clima
14.- Vida submarina
15.- Vida de ecosistemas terrestres
16.- Paz, justicia e instituciones sólidas
17.- Alianzas para lograr los objetivos

 

La Inversión de Impacto

Dentro de este marco de actuación se establece un  concepto de inversión que, sin ser nuevo, ha tomado relevancia en los últimos años: La Inversión de Impacto.

Hasta ahora los parámetros de decisión de inversión más importantes han sido los económicos, combinados con el cumplimiento de la normativa medioambiental. Ahora los inversores se platean  criterios de inversión más sostenibles, buscando dar un mayor peso  a consideraciones medioambientales y sociales, sin perder de vista los beneficios económicos, pero buscando siempre el triple impacto positivo.

En este escenario, el considerado ‘Tercer sector’ (aquellas organizaciones separadas del ámbito privado o público, como ONGs, fundaciones y asociaciones.) está jugando un papel clave como impulsor y canalizador de esta nueva corriente de inversión, por su amplio conocimiento de las necesidades reales a nivel social y medioambiental.

Finalmente, para verificar el grado de consecución del triple impacto buscado, debemos buscar también indicadores que nos ayuden a tomar decisiones. A los indicadores económicos habituales, como la rentabilidad de la inversión y el valor actual neto, sumamos indicadores medioambientales como la generación de emisiones de CO2, la calidad del aire y del agua, la protección de la flora y la fauna, etc. Finalmente, se incluyen cada vez más indicadores sociales, como la creación de empleo en todos los colectivos, la igualdad, entre otras de oportunidades, el acceso a la vivienda, sanidad, educación, etc.

Para conseguir los mejores resultados será necesaria la participación de todo el ecosistema Público, Privado y Tercer Sector, junto con los ciudadanos, buscando las mejores iniciativas junto con las mejores alianzas, fijando la visión en el bien del planeta y aportando cada uno en lo que somos buenos y en nuestras capacidades en la medida de nuestras posibilidades.

Afrontamos un reto que necesitará de una optimización de los recursos disponibles, de un desarrollo ordenado y de afrontar cada paso teniendo en cuenta este triple impacto.

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